"Luces y sombras" de Christine Spengler

"Jamás he robado una foto en mi vida. Busco la complicidad con los ojos y en cuanto me han contestado, disparo"

Esta ha sido una de tantas frases que la fotógrafa y fotoreportera francesa Christine Spengler nos regaló a los que pudimos asistir a una de las visitas guiadas por ella misma de la exposición "Luces y sombras" que se puede visitar hasta el próximo 23 de enero en el Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada


Belfast, 1972

Esta mujer vitalista y comprometida, que con 23 años decidió ser corresponsal de guerra para testimoniar  las causas justas, repite que una imagen no vale más que mil palabras.

Como ella misma explica: "necesito contar la historia que hay detrás de cada fotografía y por eso lo hago cada vez que puedo y tengo ocasión"

En esta exposición conviven las dos facetas de la creación de esta artista francesa. Su trabajo como reportera gráfica que la ha llevado a los lugares más peligroso del planeta siguiendo los conflictos bélicos:  fotografías en riguroso blanco y negro que muestran la terrible realidad de la guerra, los pueblos ocupados, las víctimas inocentes del horror a las que se refiere como las "flores de la guerra". 

Y, por otra parte, las fotos exultantes de color, barrocas, que reflejan su mundo interior. Fotos realizadas en estudio con toreros o vírgenes decorados con flores, mantones de Manila, tomates, espárragos o joyas.

Son dos mundos opuestos, tan contrarios como su aspecto externo: vestida totalmente con ropa discreta de color negro y sin rastro de maquillaje cuando trabaja de reportera y la imagen que ofrece cuando está en "casa" elegantemente vestida con ropa de alegres colores, con su corte de pelo a lo garçon, maquillada y con hermosos broches o collares sobre su ropa.

Su vida es tan interesante que en Hollywood están interesados en hacer una película basada en su libro “Entre la luz y la sombra. Autobiografía de una corresponsal de guerra”.

Aquí podéis leer una entrevista en la que cuenta algunos de los momentos que marcaron su vida.

   

Y, para cerrar este pequeño apunte, un consejo que dio a un joven reportero: "para testimoniar no se necesitan cámaras sofisticadas. Simplemente valor, ternura y, lo más importante, saber mirar"